Marta Cwielong


Es una escritora, poeta originaria de Longchamps, Buenos Aires, Argentina. 

Ha publicado siete poemarios y ha sido antologada en múltiples libros a lo largo de Latinoamérica. Escritora invitada en festivales de poesía, entre los que cabe mencionar el Festival Latinoamericano de Poesía de Rosario. Es colaboradora de la Revista de Poesía La Guacha y fue editora del sello Libros de Alejandría. Parte de su obra poética ha sido traducida al catalán, polaco, italiano y francés.
Pertenece a la consejería editorial de la Revista Literaria Taller Igitur y Ablucionistas, ambas de México.

Obras publicadas:

  • Razones para huir
  • De nadie
  • Morada (Valencia, España).
  • Pleno de ánimas

  • Las vírgenes terrestres, Observación de poetas latinoamericanas, trabajo de investigación y creación.
  • La orilla
  • Memorias del hambre, Ediciones POE Guatemala
  • 2 Poetas de Argentina, publicación compartida con Mariana Vacs, Ediciones Corazón de Mango, Colombia.
  • No esperes que me anuncie, publicación bilingüe catalán-castellano compartida con el poeta valenciano Pere Bessó.

La casa de la infancia tenía higuera, gallinas, tomates 


y radicha amarga,

Creo que la nonna la cocinaba para las próximas penurias

ella sabía que la guerra no tiene final

viene vestida de maneras diversas

a veces largos cielos de florido plumaje nos distrae

luego la bestia sepultada

emerge hambrienta

oscura, cruel

roba el porvenir

trae puñales, mordeduras y miseria.


muchos nos abrazamos, salimos de madrugada a trabajar

hacemos nidos,

pequeñas casitas de hornero para cobijar

prendemos el fuego para la vigilia

dejamos puertas entreabiertas


pero no hemos ganado la partida

no hay indulgencia

El negocio de las armas no reconoce a los niños,

la hambruna, el abrazo de la madre


el negocio de las armas no nació de mujer

no fue parturiento

desgarradas entrepiernas colgadas


fue de piernas sin vagina sin pechos henchidos

para alejar las muertes/enfermedades y tienen poder sobre el rostro del tiempo

entonces qué hacer con lo violento

con esa incompresible necesidad de matar

de esos hijos de mujer paridos

qué hacer con ellos.



Demasiado miserable el día 


los sucesos

sería dable un limonero en alguna tierra

sentarse cerca

que su aroma apacigue este instante

de la crueldad del humano desbordada

necesitaría un dios que calmara esta angustia

una maga

una pócima

miles de brujas quemadas en la hoguera

preparando un brebaje mágico

que devolviera la piedad

a tantos traidores de la vida.


Hay un rumor de madres que abisma

Selva Casal


un aleteo como bocanada de cielo

gesto en resistencia

de todos los exilios,

de los lugares desiertos.

¿Es mansedumbre lo que queda entre los dientes?

el huracán aniquila todo a su paso

ese humanohuracán que habita este siglo

solo fiel a su avaricia

devora, tritura, acecha

con furia hambrienta

en nombre de dioses, fronteras, bosques, petróleos

en nombre de ellos mismos.

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